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Abril no existe

Pasé dos meses viviendo en marzo. Sí, no me dí cuenta. Hasta hoy. Por la mañana, una amiga me envió un mensaje que decía que ya eran dos años, que me mandaba abrazos. Le dí las gracias y le dije, es en un mes y así seguí creyendo hasta esta tarde, cuando otra amiga mencionó algo de principios de abril y le dije, abril no ha pasado, estás hablando de marzo, hasta el otro mes es abril. Los demás me vieron extrañados y todos me recordaron que no, que es abril.  Es 27 de abril o lo era hasta hace unos minutos. 27 de abril. Dos años sin vos. Dos. Dos años. Dos años y sigue conmigo tu mirada, tu forma de tomar el cigarrillo y ver directo a la cara de la persona que tenías enfrente -a veces yo- antes de soltar una carcajada, una puntada o algo que con el tiempo iría haciendo cada vez más sentido, como aquello de júntate con tus iguales.  Luego estuviste cerca, una pupusería no planificada en mi camino, la canción de Arjona y Paquita la del Barrio, la única que te gustaba de ...

Los más solos

Sobre el escenario cuatro hombres. Cuatro locos que cuentan su historia. Botellas de plástico colgadas, cuatro catres sin colchones, y uno más sirviendo de fronteras para el espacio del inodoro. Zapatos abultados y retazos dispersos. Dos micrófonos -uno de cada lado del escenario- servirán para luego de que cada uno de los personajes actúa por primera vez, el público conozca su historia a través de una de las actrices que por un momento se despoja de su locura (representada por los zapatos).  Inspirada en el reportaje "La caverna de Choreja" publicada en el salvadoreño diario digital El Faro, "Los más solos" de la compañía de teatro Del Azoro, relata la historia de Choreja, Víctor, Cerebro y Levy, cuatro  presos del Pabellón Psiquiátrico del penal de Soyapango en San Salvador.  Aunque la primera parte de la obra se presta para la risa, la serie de horrores -las condiciones de vida dentro del pabellón y las causas por las que algunos de los personajes se...

La USAC y yo

Yo soy parte de esa gente que muchos ven mal por ser Sancarlista, soy parte del orgullo de la tricentenaria y de los mil y un estigmas que caen sobre aquellos que, por decisión propia, decidimos hacer uso del derecho a que el Estado y los contribuyentes paguen nuestra educación superior. Yo tengo esta relación de amor-decepción (jamás odio) con la San Carlos porque me tocó la época posterior al aniquilamiento de pensadores, de intelectuales que una vez estuvieron ahí, que una vez hicieron de esa universidad un buen lugar para crecer y para estudiar. Pero me tocó, como ya dije, la época de crisis, la época de irresponsables dando clases, la época en la que los amiguismos lograron mantener a acosadores, malos profesores, gente que no sabía nada de sociología y nada de la vida, ni de la realidad nacional al frente de un grupo de estudiantes que, en parte por comodidad, en parte por decepción, sólo van a la u para pasar el tiempo.  Tuve, y no lo puedo negar, excelentes profes como...

Disfrutala

Ser una mujer guapa, de esas de tacón alto (que llevan las zapatillas entre la bolsa para descansar los pies de vez en cuando), de esas de minifalda y blusa entallada y con escote, no es una tarea fácil. Menos fácil aún, cuando en lo cotidiano, en la vida de oficina, se está rodeada de pirañas con bocas sonrientes y dientes afilados dispuestos a atacar a fuerza de acoso o de chismes.  Esta es la realidad de muchas chicas y mujeres que siguiendo sus impulsos estéticos y su necesidad de verse bien, de verse guapas de acuerdo a lo establecido por la cultura (maquillaje, pelo planchado, ropa sexy), tienen que enfrentarse todos los días con esos animales de oficina, que si bien muchas veces nada más ven y fantasean, muchas otras atacan.  La cultura plantea que esas y aquellas formas de vestir, calzar, andar, maquillarse, etc., son las "necesarias" para ser feliz y creo firmemente que cada mujer tiene el derecho de ponerse lo que quiera y arreglarse cómo mejor le parezca, ...

A través de los sueños

Por años, mientras era estudiante de sociología, imaginaba que pasaría mi vida haciendo investigaciones sobre mil y un aspectos de la sociedad guatemalteca. Sin embargo, y debido a la necesidad de esclarecer lo que sucedió en Guatemala durante mi infancia y muchos años antes, la mayor parte de mi trabajo como socióloga ha sido alrededor de la Guerra.  Una y otra vez, a lo largo de casi 10 años, he estado en contacto con esa parte de la historia de este triste país. Mi primer trabajo como socióloga fue acerca de la importancia de las exhumaciones. La institución para la que trabajaba había quedado de convocar a 15 mujeres por comunidad, 15 viudas que me contaran sus historias. ¿Cómo era la vida antes de la guerra? ¿Qué pasó durante la guerra? ¿Qué piensa de las exhumaciones? ¿Cómo encontró a su/s muerto/s? Estas eran tan sólo algunas de las preguntas que haría.  A pesar de la convocatoria, no llegaron 15... llegaron 30, 50, 75 por comunidad y por días y días me pasé es...

La infancia... feliz o pinche infancia

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Esta fue mi primera lonchera :) No pensaba escribir hoy, no, para nada, hasta que la radio, mi fiel compañera, me hizo reflexionar sobre esa idea de la infancia como la etapa ideal, como esa etapa en la que no hay preocupaciones y todo es felicidad. Luego de escuchar a una buena docena de personas dar su opinión sobre este día -día del niño/niña- me pregunto ¿qué es lo que se extraña? ¿la falta de responsabilidades económicas? ¿la falta de penas? ¿la falta de compromisos? Y no, no pretendo hacer una apología de la infancia -pobre y trabajadora infancia- de este país, que como muchos sabemos y como otros quieren obviar, está súper jodida, sin oportunidades y sin una perspectiva muy amable que digamos, sobre el futuro.  No, más bien voy a remitirme a mi propia experiencia como niña, más bien como persona, personita, que fue así como me crió mi madre y esa es la parte feliz de la infancia.  Personas, eso éramos para ella, mi hermano Marcelo y yo. Mi mamá, Anabelle, no...

Los consejos de los hermanitos

Quizá porque tuvimos tele hasta que ya estaba grande y porque pertenezco a la generación que todavía escuchó radionovelas como Porfirio Cadena, el ojo de vidrio y Kalimán, es que todavía conservo ese encanto por la radio. Así, mientras manejo y mientras cocino, lo que escucho es la radio y a falta de radionovelas, escucho programas de opinión y por supuesto a los Hermanitos de la Buena Esperanza y similares (Caciques amazónicos, Hermanos llaneros, las Hermanitas géminis, etc.) y siempre, por ahí hay alguna opinión sobre lo que habla la mara en estos programas. Hoy hablaré de los Hermanitos y dejaremos los de opinión, sobre todo uno que hay en la Sonora sobre hombres quejones, para otra ocasión.  No hace falta ser Hermanito de la Buena Esperanza para saber que las personas consultan a astrólogos, brujos y similares por dos razones fundamentales: la plata y el amor, o quizá el amor y la plata, en este orden. Por lo general, las mujeres preguntan sobre lo primero y los hombres ...