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Mostrando entradas de enero, 2016

De comida y maniquíes

Tengo una nueva chamba, pero no es eso lo que viene al caso. Al caso vienen esas exploraciones que se hacen en los lugares circundantes, los comedores, las tiendas, los parqueos, la paca. Esta chamba está cerca de un par de centros comerciales de esos destinados a trabajadores de oficina que tienen, al menos dos veces por semana, la “oportunidad” de comer en algún lugar de comida rápida. Sí, pongamos “oportunidad” así, entre comillas porque es de esas oportunidades que son de naturaleza dudable. Tuve hasta hace un tiempo un novio dedicado al engorde. Sí, esa era su vocación suicida y la pasión de su vida. Tuve la suerte de separar mis sentimientos –que he de decir se comenzaban a ahogar entre la grasa acumulada en su abdomen- y salir corriendo, como  me dijo un médico, lo más pronto posible de ahí. Pero bueno, ya me perdí y esto del gordo viene y no viene al caso. Viene porque yo antes pensaba así, qué rico comer de esa basura de vez en cuando porque sí, esa saturación de grasa