Cinco noches de telenovela

Soy del tipo de personas que pone la televisión como ruido de fondo. Como en la mañana no he dejado de ver las noticias para enterarme del infierno, la tele se queda ahí, en el canal 7. Aunque generalmente vengo por la noche, prendo la tele y busco algún canal light para separarme de los horrores, este lunes no fue así. Encendí el aparato, no cambié de canal y zaz, mientras hacía alguna otra cosa, escuché la voz de un tipo que decía algo como "mami, esta es tu casa, así que acomódate, busca los muebles para decorarla a tu gusto". Como siempre me han dado entre pena y risa esas ideas del hombre 100% proveedor y de la mujer 100% doméstica, volví a la tele y me puse a ver. 

He de decir que como toda buena adolescente, en mis años de juventud miraba algunas novelas, como Alcanzar una estrella, Dulce desafío, Rosa salvaje, Marimar, María la del barrio, etc. La última que vi completa fue Betty la fea, pero esos son otros cien pesos. La cosa es que me siento en la cama y veo a un tipo vestido como de ganga latina, así con actitud de acá solo mis chicharrones truenan y lo que vi luego me dejó pensando en un montón de cosas que me llevaron a la decisión de echarme una semana de telenovelas del 7, en el horario de 8 a 10.

El tipo de la telenovela, que luego declara que es el nuevo jefe de la clica del barrio, tiene secuestrada a una chava que está embarazada y a la que tiene encerrada en la casa, mientras nace el güiro y él se queda con él para criarlo. A eso se sumó toda una intriga entre la mara, literalmente, sobre quién mató al antiguo jefe y toda una línea dramática de sus compas que quieren venganza pero que ahora deben servir al nuevo, dando a entender que el anterior no era tan grueso o que por lo menos algunos le tenían cariñito. La forma como el tipo trata a la chava embarazada es terrible, le pone una guardiana, que resulta ser la hermana de un tipo que cree que el bebé es de él y no del jefe de la clica, a los dos los tiene amenazados y ni modo, hay que hacer lo que dice. Hay acá toda una trama sobre el poder del jefe que recluta chatíos del barrio para obligarlos a delinquir bajo la amenaza de matar a los suyos, si no le hacen caso. 

A todo esto, por supuesto, los malosos están rodeados de mujeres guapas, esculturales que están a su servicio sexual a cambio de estancias en casas con piscina y esas cositas materiales que siempre encantan a las mujeres, según la perspectiva de los escritores de las telenovelas. 

Luego de esta, transmiten una que se llama La señora acero y he de confesar que las tramas se me confunden porque van en la misma línea, la apología de la violencia y de las culturas narco y mara. Esta telenovela, según entiendo, trata de una mujer, ex de un par de polis -supongo que cada uno en un momento distinto- a los que asesinó el narco y que se ve obligada a volverse narca para que no le maten a su hijo -o para que lo salven- porque está enfermo, en toda la semana no me enteré enfermo de qué. Esto la obliga a hacer tratos con narcos, a dar parte de una tranza a la DEA para que tumben un cartel y entonces ella pueda concretar el negocio con el narco que dirigía ese cartel y beneficiar así al que, según entiendo, tiene a su hijo. 

No sé si es en esta o en la anterior, que se llama algo como Bajo el mismo cielo (aunque no sé si lo confundo con el nombre de un best seller), está la historia de un narco que tiene un güiro adolescente, al que tiene recluido en su casa y custodiado por un maloso joven que lo trata mal. Según lo que entendí, el chatío, el hijo, no quiere estar con su tata pero este quiere obligarlo a aprender el negocio. Creo que en esta misma novela, está también la historia de una mujer de un narco a la que el tipo le da una trancazeadas históricas y que la tiene también recluida en una casota, aunque no entendí bien por qué (digo, justificación no hay para la violencia, pero los episodios que vi tampoco van más allá de que el tipo es un desgraciado). Las tramas de las telenovelas son muy lentas, muuuuuuuuuy leeeeeeeentas.

Una vez más, el lujo y el acceso a las mujeres está relacionado a la criminalidad, además del ejercicio de la violencia sin consecuencias, aunque se supone que por ahí hay siempre algún bueno tratando de parar las cosas, pero sin mucho éxito, al menos no en la semana que vi. 

Me llama la atención la participación de las mujeres, como malosas y como víctimas en estas historias. Hay una historia de una chava abusada por su tío alcohólico cuando era chica y que según entendí, recibió una herencia de su madre que hace que el tío vuelva, manipulado por un maloso, para atormentarla. La chava es socia de otras que también se ven obligadas a hacer ondas para beneficiar a los narcos. A estas mujeres, que están asociadas con la señora Acero, las mueve una sed de venganza que no terminé de enterarme sobre qué va pero entendí que entre todas pararán dándole una engañada a los narcos. 

Aunque creo que las personas son capaces de discernir entre la ficción y la realidad, no deja de hacerme ruido el hecho de que muchos, en familia, verán estas telenovelas cada noche. Historias en las que la astucia criminal, si bien representa un riesgo, se ve recompensada con plata y mujeres semiencueradas a disposición. Hay sin duda un cambio de valores, una mutación entre lo que se considera lo mejor, la cultura del mínimo esfuerzo y del ganar la plata de la manera más fácil pasando sobre quien sea. A esto se suma una violencia psicológica y física contra las mujeres, mucho más gruesa que las que veíamos hace años, donde las intrigas estaban más relacionadas a la búsqueda del amors y al encaprichamiento de unos y otros -por obsesión o por interés económico- que llevaban a aquellos dramones de te quito a una mujer o a un hombre y el no, dámelo/a que es "mío/a". 

Me pregunto cuántos chavos y chavas ven esto y lo consideran como una opción de vida, una forma de tener plata, a pesar de los riesgos, cuántos seguirán o pensarán en seguir un camino así para hacerse de unos dineros y símbolos de poder adquisitivo. Entiendo también que no se puede ser más papista que el Papa y andar como la señora del reverendo Alegría diciendo "y quién pensará en los niños", porque claro, la libertad de expresión y el discernimiento de la gente entra en juego, pero no se puede negar que esta serie de novelas sobre narcos transmiten ideas, valores, aspiraciones a los que más de alguien ha de aspirar. La violencia tiene componentes mucho más profundos que la tele, pero esta siembra sobre esa tierra, la abona, al menos un poco. 

En verdad os digo que estas telenovelas me hacen extrañar las que veía de chica, que también tenían sus violencias y que a más de alguien le achicharraron el coco. 

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