De la imposibilidad del feminismo en este país

¿Por qué el feminismo no arranca como se debe en este país? Esa es la pregunta que muchas y algunos se hacen desde hace tiempo. Por experiencia personal -quizá he tenido mala suerte- puedo decir que el movimiento feminista se compone en su mayoría de ong's con jerarquías marcadas y en las cuales solamente se entra amadrinada -para ser coherentes con aquello del género visto sólo como mujeres-. Éstas, además, se limitan casi, casi a procesos de corto plazo, talleres, actos simbólicos y luchas en el ámbito legal. Por suerte, y esto hay que agradecerlo a las compañeras feministas que luchan por los cambios, parte del trabajo ha sifo la formulación y apoyo a algunas de las propuestas legales que han prosperado, como la ley contra el femicidio y la del acceso universal a la planificación familiar. Desgraciadamente otras fundamentales no pasan del estado de iniciativa de ley, como el caso de la ley contra el acoso sexual que no fue aprobada hace años ya en el Congreso, por aquello de que eso mataría el "espíritu cantineador" de los guatemaltecos. Quizá los diputados temían ser los primeros acusados por una o varias de sus tantas secretarias y asistentas. Pero estas intimidades de los procesos de aprobación de ley son, también, otros cien pesos.

Pero qué pasa con lo esencial, es decir con la idea, con el hecho de que las mujeres se apropien de sus derechos y exijan que se cumplan, con aquello de que participen políticamente y no actúen justo como lo hacen los hombres en los puestos de poder, es decir desde la perspectiva de todo para mí. Qué pasa con aquello de que no se dejen, de que no entren y formen relaciones codependientes del tipo pégame pero no me dejés, o del tipo, si me tratás mal, amor (¿?) no se te olvide decirme que me amás... pos bueno, la respuesta es compleja, muy compleja, en la que intervienen otros factores más estructurales como el acceso a la educación y al empleo, el acceso a tener una plata para sí mismas. A esto se suma la carga histórica de repetir patrones en los que se es nada más un adorno, un trofeo, una especie de ser indefenso y en la que uno vale, si y sólo si, está acompañada de un hombre, un chavo, un don, alguien que la proteja y claro, la protección se refiere a lo económico y a los imaginarios y ahí damos la vuelta.

Quizá me equivoque y me caiga la poco santa inquisición cristiana encima, pero creo que uno de los principales problemas en este país es la religión. Sí. La religión obstaculiza el feminismo. En este país prevalece ese cristianismo terrible que acosa a las mujeres, que las hace sentir culpables por querer algo más que dedicarse a los demás. Ya dirían las compañeras feministas, que ese es el rol principal de las mujeres, dedicarse a los demás, ser un ser para los otros antes que para sí mismas. Ni digamos de las culpas que le hacen sentir por la curiosidad sobre los cuerpos y la sexualidad. Ufffffffffffffffffffffff es que son tenaces. Pero en un país en el que ser madre soltera o simplemente soltera es una cosa complicada, en el que la gente no tiene para ir al psicólogo, las mujeres -que son los pilares de la iglesias- van a grupos y sectas religiosas y ensanchan las filas de las iglesias esperando encontrar consuelo, alivio, consejo, solidaridad, además de que el marido deje de: chupar, pegarles, quemarles la pata, violarlas o forzarlas a tener relaciones sexuales, chantajearlas con no dar plata para la comida de los niños o para la casa, no dejarlas trabajar y todas esas cosas que algunos hombres hacen para sentirse un poquito poderosos. Este país necesita un ejército pero de psicólogos y de maestros y de médicos y de... pero esos, también son otros cien pesos.

¿Y qué pasa en la iglesia? ¿Por qué digo que es uno de los principales enemigos del feminismo en este país? Pues ahí el mensaje directo, el único mensaje hacia las mujeres, que claro es transmitido y formulado de cientos, de miles de formas, es uno: obediencia. ¿A quién? A lo masculino, al gran falo representado por: sus esposos, sus padres, sus hermanos, sus hijos incluso y claro, dios (en cualquiera de sus presentaciones y versiones). Justo hoy, en la carretera, paré en una de estas radios evangélicas -muchas de ellas piratas- y para no variar, un hombre gritaba versículos bíblicos en los que se llamaba a la obediencia de las mujeres y luego decía, explicando los versículos en cuestión, que es el único deber de éstas, obedecer a los hombres, que son claro -como lo fueron los reyes en algún momento- los representantes del designio de dios en la tierra. Decía el pastor por la radio que incluso en aquellas familias donde la cabeza de la economía familiar es una mujer, todo, pero todo asunto, problema, circunstancia, debe ser consultado con un hombre. En las familias en las que el hombre falta, se puede consultar, decía el desgraciado, con su pastor. Y de ahí tenemos historias horrendas en las que los pastores aprovechan su posición de poder y paran poniéndole a todas las de su congregación. (Antes de escandalizarse haga una búsqueda en google y entérese de las cosas perversas que pasan en nombre de dios, además de las guerras, claro.)

No quiero ni pensar en cuántas "ovejitas" y "ovejitos" estaban escuchando lo mismo que yo, pero pensando en que sí, que así debe ser, que es lo que dios quiere.

En un país en el que la población evangélica crece cada día más, en un país donde el catolicismo aún aglutina a millones de personas, es imposible pensar en el feminismo, en su triunfo y en su evolución hacia una forma de vida, una filosofía de vida, la de ser independiente y exigirle al Estado que cumpla con sus obligaciones básicas: salud, alimentación, educación y oportunidad de un empleo digno, dicho de otra manera: libertad. Es que sí, la religión vuelve ovejas y ovejos a la humanidad. Limita su comprensión de lo social, de sus derechos porque claro, la vida entera se convierte en parte del plan que dios tiene para la gente, se convierte en parte de lo que hay que sobrevivir para luego ser bendecidos, como dice esta mara, se convierte en todos esos obstáculos que tienen un fin primordial: ganarse el cielo. Las mujeres desobedientes, rebeldes, no se van al cielo, las que piensan que no son máquinas de reproducción humana, jamás, léame bien, jamás llegarán a ver a san pedro que guarda las puertas de tan sagrado, blanco e inmaculado lugar.

A esto se suma, como decía antes, la satanización del cuerpo, de lo sexual, el obviar las ganas. El cuerpo de las mujeres tiene una finalidad específica: ser para los demás. Ser mamás, esposas, novias, trabajadoras, ser aquellas que satisfacen necesidades -a través de la comida, del sexo, de la plata, de aguantar las frustraciones de los maridos que derivan en golpes y en muertes- y que pocas veces piensan en sí mismas. La religión niega el cuerpo, lo reduce a la función reproductiva, castiga la coquetería, espera que las mujeres se cubran por completo, en lugar de decirle a los hombres que deben aprender a respetar que ese cuerpo, esos cuerpos, así estén desnudos, no les pertenecen por derecho divino. La religión le niega a las mujeres el derecho de pensar en sí mismas porque ellas deben satisfacer y obedecer. Niega el derecho a conocerse y a pensar que tal vez no les gusta cómo tienen relaciones sexuales con el marido. Dios guarde que una mujer piense en eso, eso sólo las que han sido tocadas por satán para desestabilizar los hogares cristianos.

Todo esto claro, tiene una variedad de formas y colores, sutilezas o mensajes directos y violentos en los que se ridiculiza a las mujeres que quieren ser libres. Se les mete el miedo a la soledad, el miedo a no tener quién les alcance un vaso de agua en la vejez. Según el estrato social al que se dirija un pastor, el tipo y finura del discurso varía. Varía también según la denominación religiosa -católicos, cristianos, espiritistas, pentecostales, neopentecostales, evangélicos, ecuménicos, de reavivación, adventistas, mormones y muchas combinaciones de estos nombres y otros más-. Mientras más "popular" es un sector, más violento, directo y castrante es el mensaje. No es lo mismo escuchar a Cash Luna dándole lecciones a las mujeres de clase media alta sobre cómo tener contento al marido y mantener el hogar, que escuchar a un pastor en Quiché que promete el cielo a cambio de aceptar las pruebas de dios, o a los hermanitos de la esperanza aconsejando sobre un caso en el que alguien le quiere quitar al marido y la plata para el hogar. Pero al final todo se reduce a eso: a la falta de libertad. La falta de libertad sobre la mente (no alimentado el cerebro, no educado, reducido al cumplimiento de roles de género) y sobre el cuerpo (castrado, encerrado en una rutina, mal cuidado).

A todo esto me pregunto, cómo diablos puede funcionar el feminismo en un país como este en el que los elementos que construyen los imaginarios, principalmente la religión, son castrantes y apuntan a la inmovilidad de los roles de género y por lo tanto a las condiciones sociales, políticas, psicológicas, kármicas y espirituales que se derivan de eso. ¿Cómo evitar esto? ¿Promoviendo mayor laicismo en todos los ambientes, empezando por el Estado que evite invocar a dios en sus actos y discursos? ¿Exigiendo que se pase una sección de advertencia, el siguiente programa puede dañar su comprensión de lo social y de sus derechos, antes de cada programa de corte religioso? No lo sé, me gustaría pensar que sí. Me gustaría pensar que todo el mundo puede ver lo dañina que es la religión. No la espiritualidad, esa es otra cosa, muchas veces no ligada a la congregación y a la iglesia.

Comentarios

Enrique Pazos ha dicho que…
Como que religión e ignorancia van de la mano. Me gustaría pensar que en una sociedad más culta y educada la religión iría desapareciendo naturalmente. ¡Cómo me gustaría poder ver que eso sucediera!

¡Saludos!
Anónimo ha dicho que…
Primero que nada, Denise, te felicito. Acabo de comprar tu último libro y lo he devorado entero.
Ahora, bien. Estoy completamente de acuerdo contigo. La religión sí ha causado graves daños a la identidad femenina, especialmente desde el momento que te aísla en un estereotipo barbárico, la propiedad de tu padre y tu eventual esposo. Cuando era más joven, detestaba ir a mi grupo de formación, pues sabía que volvería a encontrarme con todas estas personas que me prohibían explorar, personas que insistían que yo debía ser una bella ama de casa. En mi propia casa, mi rol de mujercita comenzó a convertirse en una carga castrante: no digás malas palabras (mis hermanos sí), no podés tener novio si tenés 15 años(tus hermanos necesitan novia a los 13), prohibido que te quedés en la fiesta después de las 12 (mi hermano regresaba a casa a las 2:00), que te acompañe uno de tus hermanos a la tienda, es que vos sos mujercita, tus hermanos pueden pedir una segunda cerveza porque son hombres, es que en las señoritas eso no se ve bien, no te vistás así porque los hombres no se controlan... A los dieciséis enfermé de anorexia: "ninguno de tus hermanos tiene esas mañas". Cuando no me porto como señorita, mi mamá me golpea. Me jala el pelo o me ensarta las uñas en el brazo. A mis hermanos no les hace nada: "son hombres". Mi hermano mayor la insulta y le grita enfrente de mí y de mis hermanos menores: ella se queda callada porque entiende que es su culpa. Mi hermano juega con los sentimientos de una chica de su clase: muy bien, está divirtiéndose porque es joven. Mi novio de más de seis meses no va a misa: soy un fracaso. No puedo usar tampones, porque ofenderé a mi esposo si mi himen no viene intacto: queremos que te duela. Los amigos de mi hermano están borrachos: son patojos chistosos. Mis amigos son abstemios pero usan un piercing y el pelo largo: son delincuentes. Al final soy sólo su muñeca...vestida de azul, vestida de novia...
En un centro de formación recibí la gota que colmó el vaso, cuando una directora "espiritual" nos indicó que las mujeres debíamos ser las cabezas de un hogar cristiano, dadoras de vida y de amor. Un sacerdote luego dijo que nuestro deber era dar un toque femenino en el hogar, porque el hombre trabajaba para mantenerlo.
Desde que tenemos más consciencia nos encierran en esta caja de regalo. Como los chompipes, dicen. Nos engordan en una casa para regalarnos en otra.
Gracias por devolverle un poco de razón a mi cabeza. Alabaré el día que la gente destruya ese maldito canon deuteronómico, ese estúpido código levítico cuyo son entona nuestro himno de muerte.
Denise Phé-Funchal ha dicho que…
Enrique: me gustaría pensar lo mismo, que algún día no existirán más cárceles religiosas. Ojalá!

Anónima: Muchas gracias por compartir tu experiencia, en realidad la división que se hace de la vida en función de con qué órganos genitales las personas nacen, es simplemente absurdo, es mantener un orden sobre el cual no se ha reflexionado y que muchas veces no ha hecho feliz a las madres, pero permitir que las hijas se salgan del cuadrito en el que nacen, es quizá un reto que muchas mamás y sobretodo muchos papás no aceptan. Hace poco me mostraron una foto que un tipo puso en su facebook: "mis modelos" había titulado a la foto, eran sus tres hijas, de unos 20, 15 y 12 años, vestidas cual trofeo... "están disponibles, quién ofrece más" parece que quisiera decir al publicarlas, pero eso es lo que la gente quiere, que los otros te compren, que compren a sus hijas, para como tú decís, que sigan "engordando" cual chompipes en otra casa... espeluznante. De nuevo gracias y saludos.
Anónimo ha dicho que…
A mí una vez un viejo serote, de eso fanáticos, me dijo algo así como que las mujeres son la encarnación del pecado, y que eso está ¡"bíblicamente comprobado"! porque fue por la culpa de Eva que Adán cayó en la tentación… una mierda así. Lo más pura mierda es que, el muy serote era, y me imagino que todavía es, un "líder" en su iglesia.
Yéndome un poco por la tangente…, en cuanto a esos otros cien pesos…, comparto tu idea de que este país necesita de un ejército de psicólogos, maestros, médicos, etc. Creo también, que esas áreas: la psicología, la educación, la medicina, y muchas, muchas otras más… necesitan ser revolucionadas en este país. Sabés, lo digo porque, al menos en cuanto a la psicología, la mayoría de experiencias -de terapias psicológicas- que he conocido, han sido una onda así a lo Og Mandino, mierdas motivacionales o cosas por el estilo. Puta, a mi una psicóloga me dijo una vez que primero estaba la voluntad de Dios, o algo así... y no es que me haya molestado eso, pero para escuchar algo así, mejor le hubiera abierto la puerta a los testigos de jehová que pasan tocando a la casa…
En cuanto a la medicina, que muchos me perdonen, pero la mayoría de médicos que he conocido son mara bien culera, que muchas veces lo tratan a uno como si fuera un chucho; incluso, hasta a los chuchos les va mas de a huevo cuando los llevan con el veterinario, y a uno lo tratan bien pura mierda cuando va al Roosvelt, al San Juan o al IGGS; lo mas común es que desde que entrás al hospital te discriminan y te tratan mal los polis, las o los secres, las o los médicos, etc. Claro, hay dignas y respetables excepciones en todos los casos, pero, lamentablemente, son eso: excepciones.
Para mi la mayoría de maestros son mara chevere, pero la educación necesita, urgentemente, una verdadera Revolución, y creo que, al menos en eso, la mayoría estamos de acuerdo.
Bueno, tal vez todo esto son puras debilidades mías… o puras muladas -que es lo mas seguro-, pero al menos ya me desahogué un cacho…
Me gusta mucho tu Blog. Saludos. : )
Denise Phé-Funchal ha dicho que…
Ahhhh en otros países podés denunciar a los psicólogos que te recomiendan a dios, si su función es ayudarte, no decirte que dios tiene un mensaje, una misión, un algo para vos... también me pasó, una psicóloga en el colegio quería que leyera la biblia y a cuahutemoc sánchez, un asco de tipa, así que me resistía a ir y me decían que era rebelde, no entendían que yo me resistía a que esa mula me dijera que dios me daría las respuestas... un asco, en fin... gracias por pasar por acá. Saludos.
Edgar Sáenz ha dicho que…
Hola Denise, estoy completamente de acuerdo con tu reflexión. La situación por acá es muy parecida, la iglesia sataniza que las mujeres puedan decidir sobre su cuerpo (especificamente sobre el aborto), además de políticos estupidos que las castigan en algunos estados del país por decidir. Espero que las cosas cambien y que nos sacudamos ese yugo opresor de la religión, que lamentablemente es parte de la conciencia colectiva.

Me encantó como cierras tu refelexión. En verdad no es lo mismo religión y espiritualidad.
Denise Phé-Funchal ha dicho que…
Hola Edgar, gracias por pasar por acá y sí, es una basura que se entrometan con lo que las personas hacen, porque también el discurso dirigido a los hombres es castrante, ya escribiré sobre eso uno de estos días. Un gran abrazo vos y quizá ande por allá en junio, te aviso, así nos juntamos a platicar.

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