Ma
Han pasado más de 16 años desde la última vez que la vi... aún recuerdo cuando me dejó en el aeropuerto, no sé si sus lágrimas de ese momento anticipaban o eran parte de una certeza de que no nos volveríamos a ver. Mamá llevaba sus lentes obscuros y sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas, yo como buena adolescente creí que era una exageración y que en poco, en un mes y medio volvería a verla, a oírla cantar por toda la casa, a escuchar sus pasos por los pasillos... su sonrisa, su voz y sus pasos quedaron solamente en la memoria, en ese pedacito que de cuando en vez estimulo para escucharla de nuevo. Justo ayer, cuando no había caído en la cuenta de que mañana, es decir hoy, sería su cumpleaños, encontré la lata que contiene los recuerdos. Una pequeña lata de metal de la época en que las cosas estaban hechas para durar en la que celosamente se guardan casetes de la infancia en los que puedo volver a oír su voz.
La muerte es una cosa dura para los vivos, los recuerdos dan vueltas por todas partes, uno se muda con fantasmas incluidos, con recuerdos a cuestas, con voces de ultratumba que a veces pueden escucharse como si estuvieran en la habitación de al lado. Hoy ella, mi madre, la casa en la que estuve por meses, la casa que me dio la libertad de no ser una mujer convencional, cumpliría años, seguramente a esta hora la casa estaría siendo dispuesta para recibir a los amigos, mamá estaría pensando en la comida, en la tarde y la fila de personas que llegarían, luego de las 5 a felicitarla.
Donde quiera que esté, las ondas del internet, de mi cerebro, del cuerpo entero que la extraña, espera que su energía, excepto esa pequeña parte que me acompaña todos los días, haya trascendido y que alguien, un alguien con mucha suerte tenga en su cuerpo, parte de esa energía maravillosa, de esa fuerza increíble, de esa imaginación que me enseñó a ver el mundo de formas maravillosas, distintas, diversas....
Comentarios
saludos.
Lester O.
Anoche tuve la oportunidad de ver “Chapstick” y fue una experiencia muy interesante para mí. Durante el tiempo que duró me chocó de manera constante –entre otras cosas por lo burgués del asunto-, hasta que vi el final…
En verdad, a mí, sí me tomó por sorpresa. Solo hasta el final, todo tuvo sentido para mí: tal relato no podría haber estado ubicado en otro contexto.
Te escribo esto porque lo que me gustó en realidad fue el contenido del corto (¿el guión?), es decir, tu cuento.
En fin, después de todo, sí me gustó bastante. Espero pronto poder tener la oportunidad de leerlo, y leer el libro competo, claro. (En realidad estoy esperando que los de F&G saquen el 20 por ciento de descuento…).
Hasta luego, gracias. : )