Transurbaneros

Los pilotos de transporte urbano y extraurbano son una especie aparte. Quizá al momento de la concepción, el esperma del que se formaron atropelló a todos los demás, se les metió en el camino, insultó, se cambió de carril unos segundos y volvió al anterior momentos después. Claro, hay que admitir que quizá del mismo tipo de esperma, nacieron otros conductores temerarios de taxis, autos particulares, caminones, tuk-tuk y -los peligrosos- traileros.

Hace más de un año, cuando se anunció el aparecimiento en nuestras calles de los famosos transurbanos, se hablaba de un transporte más digno, más seguro, de precio fijo, etc., etc. A pesar que la página del transurbano lo promociona como "el mejor transporte colectivo de América", poco de estas promesas se han cumplido. Ya han atentado contra las unidades, una mató a un pobre motorista, las colas para abordarlos son enormes a las horas pico porque el número de unidades es mínima, las socan como antes y sí, algunos pilotos siguen siendo cafres que le dicen a las personas córrase hasta el fondo y se dirigen a las mujeres como mamita -vaya con el complejo de Edipo-. Además como usuaria espodrádica de este servicio estoy segura que cobran el 1.25 por pasaje en lugar del peso que se pagaba en las rojas, pero bueno, por otro lado, se supone que el precio del pasaje es de 1.25 desde que nacieron los ya desaparecidos metrobuses.

Eso sí, es de reconocer que asaltos, asaltos, lo que se dice asalto de a bueno cerotes entreguen todas las mierdas, no hay, sólo carteristas de los que le pasan la gillette a la bolsa o meten mano a hombres y mujeres esperando llegar a la billetera o al monedero. Quizá por la reducción de asaltos -y porque no cobran más después de las 5- es que las personas se han acostumbrado a irse en calidad de salchicha empacada al vacío en horas pico y a levantarse un poco más temprano para llegar a tiempo al trabajo, ya que las rutas son lentas, lentejas, lentísimas, lentorras.

Se suponía además, y al principio, al mero mero principio sí era así, que los transurbaneros respetarían su carril, que no se meterían -como suelen hacerlo las rojas- a los demás carriles, pero el orden duró poco. Seguro se ha contratado a los mismos temerarios conductores, después de una leve y poco seria capacitación. La unidad que mató, aplastó al pobre motorista, lo hizo al salirse del carril, al que no pudo regresar y zaz, le echó una macabra mano a la muerte... Los que se conducen por las calles de las rutas establecidas que se dirigen del centro a la zona 12 y 21, seguro habrán encontrado embotellamientos provocados por estos cuates, que siguen peleandose el pasaje, que siguen obstaculizando el paso de los otros buses para llegar antes a la parada, para terminar antes con la vuelta... como ya no hay incentivo económico que los anime a hacer estas maniobras, seguro que las hacen para divertirse, distraerse o simple y sencillamente lo hacen por naturaleza, respetando la naturaleza de ese esperma corredor, atropellador.