La guerra

Es indudable, estamos en guerra. La supuesta paz firmada en los 90, no fue más que un actito simbólico. Los malos dicen en la tele, en la radio, en las iglesias, los malos son los que tienen la culpa, pero la mayoría no sabemos exactamente quiénes son los malos. Una idea un tanto holywoodense, telenovelesca, caricaturesca -incluso- de esos malos, es lo que tenemos. Los vemos feos, los imaginamos sucios, con los dientes amarillos, llenos de sarro, la piel llena de tatuajes de letras y de, claro, demonios.

La verdad es que la guerra no ha parado, ni un sólo día, desde ese 29 de diciembre de 1996... así se celebre con luces, conciertos y la sonora dinamita. No hay paz que celebrar. Lo que supongo celebran es el pacto entre la gente y los gobiernos, la gente y la élites, la gente y la gente... al fin de cuentas, ese pacto de decir, ok, la paz se firmó y olvidarse de las condiciones, las razones que llevaron a la guerra. Esas, las que no han cambiado, las que nadie dice señores es esto lo que tenemos que aliviar, si no la guerra, que se crea a cuenta gotas, nos morderá las nalgas en unos cuantos años, si no días.

Después de la mentada firma de la paz, se habló cada vez más de delincuencia común, de pandillas y maras, y poco a poco -¿o a la velocidad de un rayo?- esas maras, pandillas, delincuentes comúnes fueron ganando espacios, espacios que les dejaron abiertos y que les abrieron los otros, los criminales de cuello blanco, a los que les gusta pensar que la guerra, conflicto, matazinga, (como quiera llamarle) fue solamente ideológica, de rojos contra no rojos, y no hablan, más que durante las campañas, de las causas estructurales de toda esta vaina. Una vaina de ejote llena de violencia, de pobreza, de ignorancia, de subdesarrollo, de suciedad, de represión, de religión...

Y no es siquiera que se aborde a profundidad el asunto durante las campañas. El discurso no pasa de promesas, promesas que no se traducen en nada, y los pocos proyectos que unos echan a andar, tienen un promedio de vida de 4 años, y una vida envuelta en mafias, pajas, hueviazones y demás. Sólo vamos acumulando puntos que todos juntitos se vuelven motivo de violencia. Bueno, de violencias. Esas violencias a las que nos acostumbramos, que nos son sólo las que paran en balazos, muertos, heridos y granadazos. Violencias que incluyen cosas como la animalística manera de manejar, los empujones, los pequeños ejercicios del poder, la incapacidad de ceder el asiento en el bus... al final de cuentas nos vamos volviendo violentos, se nos va colando por la piel, poro por poro se va tapando con desencanto, miedo, paranoia. Y esa taponada que nos da el día a día, nos sumerge en una frustración que se transforma en silencio y en más violencia, en escapes etílicos, sexuales, light y de consumo -de cosas o de esperanzas y discursos religiosos- que nos calman y nos hacen "felices" por un momento.

Tengo años de trabajar el tema del conflicto, sé que sus causas no eran derivadas de condiciones o situaciones cercanas al inicio del mismo. También sé que antes del conflicto, de esos 36 años que han acaparado la atención de la mara, la cosa tampoco era color de rosa, que nos ha acompañado a nosotros, como a todo el planeta una ideología de extracción acumulada por siglos -incluso antes de la conquista-, y que sigue vigente. Extracción y explotación del trabajo, a lo que se suma, desgraciadamente una alienación religiosa.

¿Soluciones? vaya, cómo quisiera tenerlas... cómo quisiera pensar que la cosa es fácil, que es cosa de dar una fórmula mágica, de que la mara deje de hueviarse los fondos del Estado... me gustaría pensar incluso que de rezar u orar, el dios al que se le reza -u ora-, ese que duerme o que es sordo, despertaría o recobraría el oído, pero nada. Pensar en huelgas, paros masivos, manifestaciones, participación ciudadana, etc. es imposible... si algo heredamos de la historia -no sólo la reciente- es el silencio y la apatía.

Estamos en guerra... dentro de poco será imposible negarlo.

Comentarios

J. Ortiz ha dicho que…
La verdad es que tienes razón en lo que expones acá, la verdad es que todos conocemos lo que pasa pero nadie se quiere hacer responsable, el miedo nos embarga y no nos expresamos. Salir a hacer manifestaciones no es la solución porque es muy fácil hacer oídos sordos a un grupo de gente. Tenemos que aprender a tener el valor de hacernos notar y no tomar mas y hacer la vista gorda. Muy buena opinión, Saludos!
Alex ha dicho que…
"nos vamos volviendo violentos, se nos va colando por la piel, poro por poro se va tapando con desencanto, miedo, paranoia", asi me siento, y esto se vuelve como automatico, y es bien facil verlo en los otros, en mi, y lo peor, el desencanto, la fatiga, el horror (parafraseando Brando en Apocalypse Now)
Denise Phé-Funchal ha dicho que…
Ahí está la guerra, sin bandos definidos, sucia y ciega.

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