Mirar
Dos veces por semana paso por el mismo lugar a la misma hora. Ayer ví una escena hermosa que se repitió hoy. Ayer creí que era casualidad, hoy vi personalidades, rutinas y relaciones.
Por la zona 4, donde están esas grises casas en lo alto, dos perros siguen a tres mendigos. Suben tras ellos las gradas. Un tercero, negro, camina un poco atrás. No puede asentar la pata izquierda posterior. Uno de los perros que va con los mendigos se detiene mientras estos y el otro perro siguen la marcha y se pierden al doblar la esquina. El perro espera al negro que con un poco de dificultad sube las gradas. Caminan juntos y doblan en la misma esquina que el resto de la comitiva.
Hoy uno de los mendigos subía las gradas para unirse a los otros dos que lo esperaban sentados en la entrada de una casa. Atrás los mismos perros. El negro siempre de último, ahora cojeando un poco menos. Uno de los perros sube rápidamente, mientras el otro -el mismo de ayer- se para en una grada, espera al negro, hoy un poco más ágil, y se unen al grupo. Una vez juntos, los mendigos se paran y todos caminan. Se pierden en la esquina.
Hoy uno de los mendigos subía las gradas para unirse a los otros dos que lo esperaban sentados en la entrada de una casa. Atrás los mismos perros. El negro siempre de último, ahora cojeando un poco menos. Uno de los perros sube rápidamente, mientras el otro -el mismo de ayer- se para en una grada, espera al negro, hoy un poco más ágil, y se unen al grupo. Una vez juntos, los mendigos se paran y todos caminan. Se pierden en la esquina.
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