¿Sororidad? Mis polainas!!!
Sororidad, es una de las palabras favoritas del movimiento feminista.
Hace unos meses acepté un trabajo en una organización de mujeres que se dedicaba a atender a víctimas de violencia intrafamiliar y sexual. A pesar de ser un trabajo muy duro, emocionalmente complejo y deprimente, consideré que estar dentro de la organización, a la cual me habían llamado por supuestamente ser "quien podría rescatarla del desorden administrativo", era algo que valía la pena.
Realmente uno no tiene ni idea de la dimensión de la violencia, de sus rostros e historias, más del 90% de las mujeres atendidas no presentaban denuncia, por miedo, por falta de información, por falta de recursos y de apoyo, por estar seguras de no poder cambiar el rumbo de sus días y tener que depender, en muchos casos, del victimario para que ellas y sus hijos pudieran sobrevivir.
Esta ONG se había fundado, como muchas, con un grupo de "amigas" que se pararon peleando y descabezando unas a otras. Mi papel era conseguir fondos para poder seguir brindando servicios médicos y psicológicos a las víctimas de violencia. El asunto me parecía interesantísimo, ya me hacía yo pidiendo fondos para investigación seria sobre el asunto, para hacer talleres en escuelas, para hacer un documental... Todas estas propuestas las hice, pero me encontré con un muro.
El muro era una de estas "feminsitas-amigas" que habían dado su firma para la conformación de la ONG. Una de esas feminsitas que son conocidas y que por ser vieja guardia, defienden a capa y espada su lugar, su puesto, su estatus...
Al inicio todo bien, las cosas marchaban, fui organizando la administración, pero era claro que a menos que se consiguieran más fondos, al proyecto no le quedaban más de seis meses de vida, para eso daba la plata. Lo que tocaba era hacer contactos, proyectos, presentar propuestas y esperar que a base de otros trabajos, se pudiera mantener la oferta de servicios. Pero yo no contaba con el muro.
Quizá el principal problema de esa organización, era precisamente que las asociadas no estaban interesadas -a pesar de ser todas "feministas"- en el proyecto, ni en su futuro, claro todas cuentan con un trabajo en la que fungen como "feminsitas" y ocuparse de un proyecto que no les traía ganancia económica, no estaba dentro de sus prioridades.... No era prioridad de ellas atender a esas 13 a 15 mujeres que llegaban cada semana, maltratadas, violadas, violentadas, con la autoestima por los suelos... a pesar de esto, en las reuniones se hablaba de sororidad... especialmente el muro, hablaba de sororidad y repetía hasta el cansancio que ella no tenía como objetivo que yo hiciera su sacrosanta voluntad, pero cada vez que yo tenía una propuesta, ella me miraba con esos ojos que habían ya perdido toda esencia de izquierda, de solidadridad, de justicia y me decía "eso no se puede", "eso no es parte de los objetivos de la organización", "eso no es tu trabajo, es trabajo de la junta directiva" y más y más pretextos para parar cualquier iniciativa mía para lograr que el proyecto continuara, especialmente porque se suponía que la junta tendía que aprobar mis proyectos y la junta jamás, jamás se juntaba. El desinterés era total.
El muro, como le llamo yo a esta "feminista", es una mujer que se supone es de izquierda, militó durante el conflicto armado interno, incluso dejó a su hijo al cuidado de la familia de su esposo luego de que este murió en el conflicto, para seguir en la lucha. Pero luego, con el fin del conflicto, no le quedó más que volverse empresaria, tuvo un par de negocios y tal parece que con el tiempo, el poder que adquirió como "feminsita excomabtiente" y el hecho de ser empresaria, se apoderaron de su cerebro. Su principal problema con la organización en la que yo trabajaba, era que no generaba más dinero que el necesario para continuar, es decir, no había ganancias, y ella desde el inicio se quejaba y quejaba del asunto, decía que los salarios eran altos, que los costos de alquiler y servicios eran exorbitantes, pero jamás, jamás se cuestionó, ni evaluó el beneficio que se daba a las mujeres atendidas, ni el costo emocional para el equipo que al final de la jornada de trabajo tenía que tragarse las experiencias, los rostros, los golpes dados a la mujeres.
A pesar de esto, ondeaba la bandera de la sororidad, la ondea en su diario vivir, aunque ella estuviera a punto de dar un golpe fatal a la organización, su trabajo y las personas que durante cinco años trabajaron allí...
Finalmente, el mes pasado y ante todos los obstáculos que me ponía el muro, ante una junta directiva que jamás respondía un correo, ante toda la soledad que implicaba mi trabajo, decidí salir, renunciar. Creí que ella dejaría que no estando yo (ya que no me dejaba trabajar como se suponía y la antipatía entre las dos se fue acrecentando día a día) la clínica siguiera generando la plata para sostenerse, sin generar beneficios extras para las asociadas, como era la aspiración del muro. El muro era por cierto la tesorera de la asociación.
Una vez fuera, me dediqué a mis cosas, pero el equipo de trabajo, un excelente equipo de personas "no feministas" pero sí comprometidas más que nadie , siguió en comunicación conmigo y me anunciaron la decisión de cerrar el proyecto. Por otro lado me enteré que este era la cuarta organización que el muro cerraba por considerar no rentable para las asociadas. El cuarto en un año, todos proyectos que de alguna u otra manera orientaban, ayudaban, apoyaban a mujeres en situaciones desventajosas.
Hace unas semanas, el equipo de trabajo (la mayoría mujeres, por cierto) me pidió que escribiera a las cooperantes, para denunciar que a pesar de que los contratos lo estipulaban, esta señora -con el consentimiento de la junta- se negaban a pagarles las prestaciones completas. Por supuesto que escribí. Jamás me contestaron, pero supe luego por el equipo, que les iban a pagar las prestaciones completas, así que supuse que allí acabaría todo. Pero...
Pero no, allí no acabó nada, justo esta mañana me reenviaron un correo que según el muro se le fue por "error" como correo colectivo, pero que supuestamaente iba dirigido a la persona que me había recomendado, quejándose de mi actitud de defender al equipo de trabajo y amenazando de que no volveré a ser contratada por ninguna organización de mujeres, debido a que ella envió precisamente el correo a una red de mujeres
¿Sororidad? Mis polinas!!!
¿Feminismo e izquierdismo? Mis polainas!!!!
Hace un par de años, en una conferencia en la U, una representante de las organizaciones de mujeres dijo, de la manera más descarada, que mientras la vieja guardia (el dinosaurio) esuviera allí, las nuevas, las jóvenes feministas, solamente tendrían oportunidad de ser parte del movimiento, de las organizaciones de mujeres, si llegaban amadrinadas... reproduciendo así, y esto lo digo yo, el sistema patriarcal de compadrazgos....
Poco le importa a esta mujer, reconocida "femnista" quién atienda a las mujeres violentadas, hay otras clínicas dice, hay otros lugares, sí... es posible, digo yo, pero ahora hay un lugar menos, lo que implica la sobrecarga de trabajo para otras organizaciones... pero claro, lo importante dentro de su visión pseudo feminista Y de izquierda, son las ganancias....
¿Sororidad? Mis polainas!!
Hace unos meses acepté un trabajo en una organización de mujeres que se dedicaba a atender a víctimas de violencia intrafamiliar y sexual. A pesar de ser un trabajo muy duro, emocionalmente complejo y deprimente, consideré que estar dentro de la organización, a la cual me habían llamado por supuestamente ser "quien podría rescatarla del desorden administrativo", era algo que valía la pena.
Realmente uno no tiene ni idea de la dimensión de la violencia, de sus rostros e historias, más del 90% de las mujeres atendidas no presentaban denuncia, por miedo, por falta de información, por falta de recursos y de apoyo, por estar seguras de no poder cambiar el rumbo de sus días y tener que depender, en muchos casos, del victimario para que ellas y sus hijos pudieran sobrevivir.
Esta ONG se había fundado, como muchas, con un grupo de "amigas" que se pararon peleando y descabezando unas a otras. Mi papel era conseguir fondos para poder seguir brindando servicios médicos y psicológicos a las víctimas de violencia. El asunto me parecía interesantísimo, ya me hacía yo pidiendo fondos para investigación seria sobre el asunto, para hacer talleres en escuelas, para hacer un documental... Todas estas propuestas las hice, pero me encontré con un muro.
El muro era una de estas "feminsitas-amigas" que habían dado su firma para la conformación de la ONG. Una de esas feminsitas que son conocidas y que por ser vieja guardia, defienden a capa y espada su lugar, su puesto, su estatus...
Al inicio todo bien, las cosas marchaban, fui organizando la administración, pero era claro que a menos que se consiguieran más fondos, al proyecto no le quedaban más de seis meses de vida, para eso daba la plata. Lo que tocaba era hacer contactos, proyectos, presentar propuestas y esperar que a base de otros trabajos, se pudiera mantener la oferta de servicios. Pero yo no contaba con el muro.
Quizá el principal problema de esa organización, era precisamente que las asociadas no estaban interesadas -a pesar de ser todas "feministas"- en el proyecto, ni en su futuro, claro todas cuentan con un trabajo en la que fungen como "feminsitas" y ocuparse de un proyecto que no les traía ganancia económica, no estaba dentro de sus prioridades.... No era prioridad de ellas atender a esas 13 a 15 mujeres que llegaban cada semana, maltratadas, violadas, violentadas, con la autoestima por los suelos... a pesar de esto, en las reuniones se hablaba de sororidad... especialmente el muro, hablaba de sororidad y repetía hasta el cansancio que ella no tenía como objetivo que yo hiciera su sacrosanta voluntad, pero cada vez que yo tenía una propuesta, ella me miraba con esos ojos que habían ya perdido toda esencia de izquierda, de solidadridad, de justicia y me decía "eso no se puede", "eso no es parte de los objetivos de la organización", "eso no es tu trabajo, es trabajo de la junta directiva" y más y más pretextos para parar cualquier iniciativa mía para lograr que el proyecto continuara, especialmente porque se suponía que la junta tendía que aprobar mis proyectos y la junta jamás, jamás se juntaba. El desinterés era total.
El muro, como le llamo yo a esta "feminista", es una mujer que se supone es de izquierda, militó durante el conflicto armado interno, incluso dejó a su hijo al cuidado de la familia de su esposo luego de que este murió en el conflicto, para seguir en la lucha. Pero luego, con el fin del conflicto, no le quedó más que volverse empresaria, tuvo un par de negocios y tal parece que con el tiempo, el poder que adquirió como "feminsita excomabtiente" y el hecho de ser empresaria, se apoderaron de su cerebro. Su principal problema con la organización en la que yo trabajaba, era que no generaba más dinero que el necesario para continuar, es decir, no había ganancias, y ella desde el inicio se quejaba y quejaba del asunto, decía que los salarios eran altos, que los costos de alquiler y servicios eran exorbitantes, pero jamás, jamás se cuestionó, ni evaluó el beneficio que se daba a las mujeres atendidas, ni el costo emocional para el equipo que al final de la jornada de trabajo tenía que tragarse las experiencias, los rostros, los golpes dados a la mujeres.
A pesar de esto, ondeaba la bandera de la sororidad, la ondea en su diario vivir, aunque ella estuviera a punto de dar un golpe fatal a la organización, su trabajo y las personas que durante cinco años trabajaron allí...
Finalmente, el mes pasado y ante todos los obstáculos que me ponía el muro, ante una junta directiva que jamás respondía un correo, ante toda la soledad que implicaba mi trabajo, decidí salir, renunciar. Creí que ella dejaría que no estando yo (ya que no me dejaba trabajar como se suponía y la antipatía entre las dos se fue acrecentando día a día) la clínica siguiera generando la plata para sostenerse, sin generar beneficios extras para las asociadas, como era la aspiración del muro. El muro era por cierto la tesorera de la asociación.
Una vez fuera, me dediqué a mis cosas, pero el equipo de trabajo, un excelente equipo de personas "no feministas" pero sí comprometidas más que nadie , siguió en comunicación conmigo y me anunciaron la decisión de cerrar el proyecto. Por otro lado me enteré que este era la cuarta organización que el muro cerraba por considerar no rentable para las asociadas. El cuarto en un año, todos proyectos que de alguna u otra manera orientaban, ayudaban, apoyaban a mujeres en situaciones desventajosas.
Hace unas semanas, el equipo de trabajo (la mayoría mujeres, por cierto) me pidió que escribiera a las cooperantes, para denunciar que a pesar de que los contratos lo estipulaban, esta señora -con el consentimiento de la junta- se negaban a pagarles las prestaciones completas. Por supuesto que escribí. Jamás me contestaron, pero supe luego por el equipo, que les iban a pagar las prestaciones completas, así que supuse que allí acabaría todo. Pero...
Pero no, allí no acabó nada, justo esta mañana me reenviaron un correo que según el muro se le fue por "error" como correo colectivo, pero que supuestamaente iba dirigido a la persona que me había recomendado, quejándose de mi actitud de defender al equipo de trabajo y amenazando de que no volveré a ser contratada por ninguna organización de mujeres, debido a que ella envió precisamente el correo a una red de mujeres
¿Sororidad? Mis polinas!!!
¿Feminismo e izquierdismo? Mis polainas!!!!
Hace un par de años, en una conferencia en la U, una representante de las organizaciones de mujeres dijo, de la manera más descarada, que mientras la vieja guardia (el dinosaurio) esuviera allí, las nuevas, las jóvenes feministas, solamente tendrían oportunidad de ser parte del movimiento, de las organizaciones de mujeres, si llegaban amadrinadas... reproduciendo así, y esto lo digo yo, el sistema patriarcal de compadrazgos....
Poco le importa a esta mujer, reconocida "femnista" quién atienda a las mujeres violentadas, hay otras clínicas dice, hay otros lugares, sí... es posible, digo yo, pero ahora hay un lugar menos, lo que implica la sobrecarga de trabajo para otras organizaciones... pero claro, lo importante dentro de su visión pseudo feminista Y de izquierda, son las ganancias....
¿Sororidad? Mis polainas!!
Comentarios
Qué mal encontrarme con esta nota que refleja, imagino, la situación de muchas organizaciones, eso es lo malo de que estas señoras empresarias quieran armar proyectos de ayuda pensando en generarse ganancias, se olvidan de que lo que van a hacer es a tratar con personas. En fin, al menos mientras estuviste ahí, algo se hizo, eso te queda como satisfacción.
Un abrazo fuerte, y ojalá que esta tipa no te siga jodiendo la vida.
abrazos chula y feliz año a vos también!
Me gusto tu blog
Saludos