Fue una noche terrible, imposible dormir, imposible dejar de sentirme culpable. Por la tarde lo había regañado muy fuerte por una de esas travesuras de cachorro que Lancelot no está más en edad de hacer, pero que como buen perro voluntarioso sigue haciendo. Desapareció en un ratito, en un momento y la búsqueda fue larga. En la primer vuelta un chico de la colonia, Mike, dijo haberlo visto "un colochito, chiquito, simpático" que pasó por allí, y me dijo: " yo vivo acá, búscame mañana en la mañana, por si lo veo". Fueron horas de búsqueda sin resultados.
Nada, del viernes al sábado nada, no pude dormir, las horas pasaban y lo imaginaba caminando perdido por las calles, con frío, sin su cama. Horrible. Imaginaba que otros perros lo atacaban. A las seis del sábado salí a buscarlo de nuevo, caminar la colonia entera que es grande y llena de calles y vueltas, y bajadas, y nada, lo llamaba con la esperanza de escuchar su ladrido, dos horas después, sin éxito volví a casa, tenía que pedir permiso a la administración para poner un cartel en la garita y aún no abrían. Hice volantes pequeños y llamé a Lorena y Lilo que vinieron poco después e inició la segunda vuelta del sábado. De nuevo las calles se hacían enormes. Mi amiga S. una gran bruja, me dijo, está cerca, allí no más, lo tiene una señora, te va a costar un poco encontrarlo, pero ya verás que sí. Luego de terminar la segunda vuelta, de repartir los volantes y de conseguir que pusieran la nota en la garita, decidimos dar una vuelta por la Petapa, para ver si el cuerpo de Lancelot estaba por allí, despachurrado por los autos.
Lancelot es un perro de casa, consentido como ninguno, con su cama aparte y sus tocinitos, con un concentrado que le gusta, con frutas de temporada, como las mandarinas y los caimitos, que le compro cada vez que veo una carretílla. Lancelot sufriría terriblemente si se perdiera. Pero no, su cuerpo no estaba sobre la Petapa, ni sobre el camino que lleva a la Bolívar. Volvímos, ya mis esperanzas menguaban, entramos a ver una vez más en la colonia y saliendo de allí suena el tel. Era Mike, el chavo que en la noche había dicho haberlo visto pasar. Me dijo: "yo tengo información sobre tu perro, pero no puedo acompañarte porque, no me llevo bien con esos vecinos", me dio la dirección y se fue.
Yo estaba realmente mal, me pongo muy mal cuando lloro, cuando no duermo, cuando me duele el alma, así que Lorena y Lilo, dos de los seres más encantadores sobre la faz de la tierra, fueron los voceros. Tocamos, una vez y nada, una segunda vez y ¡el ladrido de Lancelot! La señora que sale y que nos pregunta ¿cómo dieron con mi casa? y bueno, no podíamos quemar al chavo, así que Lorena dijo "estamos tocando de casa en casa, qué suerte que ustedes viven en la primera cuadra". Entonces la señora -Antonieta- nos contó que el viernes por la noche, Lancelot se había metido a su casa, cuando su hijo -Juan Carlos- metía el auto, y que no había querido salir más de allí. Ellos tienen una pastor alemán llamada Lucero, que esa noche le hizo de mamá a Lancelot.
Verlo, sentirlo, escucharlo de nuevo fue una sensación maravillosa, los dos estábamos nerviosos, los dos llorábamos como bestias. Pero Lancelot estaba bien, habíamos pasado un gran susto los dos. Ayer por la tarde, luego de la cerveza del relax, dormimos como piedras los dos. Durante el sueño, abría los ojos un momento y verificaba que estuviera allí, que no fuera solamente un macabro sueño el haberlo encontrado.
Así, luego de haber invocado a San Francisico de Asis, a San Lázaro, a San Antonio, a mi santa madre y a otras deidades, apareció Lancelot, que sigue durmiendo el susto en su camita, mientras yo escribo esto.
Gracias a todos los que prendieron velas, enviaron mensajes de apoyo y se preocuparon por Lancelot y por mí.
No hay nada como un perro.
Nada, del viernes al sábado nada, no pude dormir, las horas pasaban y lo imaginaba caminando perdido por las calles, con frío, sin su cama. Horrible. Imaginaba que otros perros lo atacaban. A las seis del sábado salí a buscarlo de nuevo, caminar la colonia entera que es grande y llena de calles y vueltas, y bajadas, y nada, lo llamaba con la esperanza de escuchar su ladrido, dos horas después, sin éxito volví a casa, tenía que pedir permiso a la administración para poner un cartel en la garita y aún no abrían. Hice volantes pequeños y llamé a Lorena y Lilo que vinieron poco después e inició la segunda vuelta del sábado. De nuevo las calles se hacían enormes. Mi amiga S. una gran bruja, me dijo, está cerca, allí no más, lo tiene una señora, te va a costar un poco encontrarlo, pero ya verás que sí. Luego de terminar la segunda vuelta, de repartir los volantes y de conseguir que pusieran la nota en la garita, decidimos dar una vuelta por la Petapa, para ver si el cuerpo de Lancelot estaba por allí, despachurrado por los autos.
Lancelot es un perro de casa, consentido como ninguno, con su cama aparte y sus tocinitos, con un concentrado que le gusta, con frutas de temporada, como las mandarinas y los caimitos, que le compro cada vez que veo una carretílla. Lancelot sufriría terriblemente si se perdiera. Pero no, su cuerpo no estaba sobre la Petapa, ni sobre el camino que lleva a la Bolívar. Volvímos, ya mis esperanzas menguaban, entramos a ver una vez más en la colonia y saliendo de allí suena el tel. Era Mike, el chavo que en la noche había dicho haberlo visto pasar. Me dijo: "yo tengo información sobre tu perro, pero no puedo acompañarte porque, no me llevo bien con esos vecinos", me dio la dirección y se fue.
Yo estaba realmente mal, me pongo muy mal cuando lloro, cuando no duermo, cuando me duele el alma, así que Lorena y Lilo, dos de los seres más encantadores sobre la faz de la tierra, fueron los voceros. Tocamos, una vez y nada, una segunda vez y ¡el ladrido de Lancelot! La señora que sale y que nos pregunta ¿cómo dieron con mi casa? y bueno, no podíamos quemar al chavo, así que Lorena dijo "estamos tocando de casa en casa, qué suerte que ustedes viven en la primera cuadra". Entonces la señora -Antonieta- nos contó que el viernes por la noche, Lancelot se había metido a su casa, cuando su hijo -Juan Carlos- metía el auto, y que no había querido salir más de allí. Ellos tienen una pastor alemán llamada Lucero, que esa noche le hizo de mamá a Lancelot.
Verlo, sentirlo, escucharlo de nuevo fue una sensación maravillosa, los dos estábamos nerviosos, los dos llorábamos como bestias. Pero Lancelot estaba bien, habíamos pasado un gran susto los dos. Ayer por la tarde, luego de la cerveza del relax, dormimos como piedras los dos. Durante el sueño, abría los ojos un momento y verificaba que estuviera allí, que no fuera solamente un macabro sueño el haberlo encontrado.
Así, luego de haber invocado a San Francisico de Asis, a San Lázaro, a San Antonio, a mi santa madre y a otras deidades, apareció Lancelot, que sigue durmiendo el susto en su camita, mientras yo escribo esto.
Gracias a todos los que prendieron velas, enviaron mensajes de apoyo y se preocuparon por Lancelot y por mí.
No hay nada como un perro.
Comentarios
Pero también lo incluí en mis oraciones, que bueno que apareció.
Un abrazo Denise!! Te aprecio un montón.
Un abrazo mano!
Es horrible que se te pierda un amigo canino. Me sucedió con Boris en una ocación. Lloré. Lo fui a buscar un día entero, hice un cartel que puse en los postes de alumbrado eléctrico. Esa noche nos llamaron para decirnos en el lugar en que se encontraba. Nosotros felices de su regreso. Tenía como 6 meses de edad y había recorrido un kilómetro de distancia porque se asustó al ver unos caballos. Ahora que no está (porque murió hace dos años) aún recuerdo ese suceso como si fuera ayer. Nada más que Boris ahora es un árbol y sé donde encontrarlo siempre: en el jardín.
Te mando un abrazo de felicidad por el regreso de Lancelot.
me imagino que el susto fue grande pero tambien el alivio al encontrarlo. Por desgracia a mi no me fue tan bien, yo perdi a un amigo El Tyson (amigo fiel desde hace 14 años) el año pasado lo pusimos a dormir y te soy sincero todavia me siento como si lo hubiera asesinado. Me alegro mucho por vos y dale todo tu cariño, no hay mejores amigos que los perros. :)
abrazotes Chica.