Los humanos tenemos necesidad de conocer, de predecir, de tener más y “mejor “conocimiento que los otros. Además necesitamos que todo el mundo lo sepa, que quienes nos rodean digan “ ahhhh, este si sabe ”, o quizá, tan sólo necesitamos creer que los demás piensan eso, necesitamos ser superiores. Esta característica se repite en todos los niveles, incluso en aquellos que a algunos, pueden parecernos, curiosos, ridículos, divertidos. Somos seres ávidos de reconocimiento, seres de ego, seres de invento.
Uno de los ámbitos en los que esto es frecuente es la religión. Durante siglos se ha predicho el fin del mundo, la llegada de alguna deidad ya harta del vergoloteo que hemos armado en este planeta, que vendrá a castigarnos o a premiarnos, según nuestra conducta. También durante siglos, se han vendido pases hacia el otro mundo, bulas religiosas que garantizan la “salvación” e incluso –porque una señora que conocí tenía una- parcelas en el más allá (no, no es una nueva lotificac...