Un buen regalo
Esta tarde mi hermano me regaló una suscripción a Thanatos - Memento Mori, que antes era una página gratuita de fotografía mortuoria, pero que hace aproximadamente un año se volvió privada, así que me había quedado nada más visitando la página de Paul Frecker que es pública, pero de la cual ya conozco casi de memoria las fotos. La emoción que me produce poder acceder a todas estas fotografías es indescriptible, me sentía cual chiquilla de 5 años cuando mi brocolí me decía, ya metí el usuario y luego ya metí el número de tarjeta... ahhhhhh! la felicidad completa. La fotografía mortuoria es realmente uno de los placeres más maravillosos de mi vida, no solamente por lo romántico -que es para mí la esencia de este arte- sino por la multiplicidad de expresiones que se leen en los rostros de las personas que acompañan a los muertos: rabia, dolor, alivio, alguna sonrisa en la esquina de la boca, además de que abre una ventana a la comprensión de la cultura occidental, de la importancia que otorgamos al pasaje "a la otra vida"... queda pendiente en mi agenda de investigación personal, seguir el proceso -y más allá de eso comprenderlo- del desplazamiento de la muerte en nuestros días, de la aversión que tenemos a esta parte de la vida, a pesar de que todos los días morimos, todos los días enterramos gente, enterramos etapas de la vida, sentimientos, amores.
Gracias Broco y un buen día de muertos para todos.
Gracias Broco y un buen día de muertos para todos.
Comentarios
Yo siempre estoy esperando que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?
Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la caja, la introducen, le ponen lajas encima, y luego tierra, tras, tras, tras, paletada tras paletada, terrones, polvo, piedras, apisonado, amacizando, ahí te quedas, de aquí ya no sales.
Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto, los besos derramados. Es una burla: ¿para qué lo enterraron?, ¿por qué no lo dejaron fuera hasta secarse, hasta que nos hablaran sus huesos de su muerte? ¿O por qué no quemarlo, o darlo a los animales, o tirarlo a un río?
Habría que tener una casa de reposo para los muertos, ventilada, limpia, con música y con agua corriente. Lo menos dos o tres, cada día, se levantarían a vivir.
sabines