Arena, cal y ladrillo

Quienes me conocen bien saben que soy una eterna enamorada del Cementerio General de la ciudad de Guatemala. Puedo estar por horas y siempre encontraré algo que me haga maravillarme de la vida, de la relación entre los vivos y la muerte... Estoy escribiendo algo no ficticio que ya compartiré y en parte para terminar de armar el rollo, en parte porque disfruto el cementerio demasiado, decidí dar una caminata por ahí hoy, averiguar algunas cosillas que me estaban haciendo ruido.

Cerca de la tumba del maravilloso José Milla, un tipo simpático, buena vibra, me preguntó si quería algún trabajito. Me presenté, le dí la mano y le expliqué el motivo de mi visita por el cementerio y me dijo que se llama Óscar y agregó: tengo que abrir un espacio para un funeral de hoy en la tarde... pero es aquí no más, acompáñeme en lo que platicamos. Lo acompañé a un mausoleo cercano y fácilmente abrió el agujero y me señaló la calidad de los ladrillos... Los de ahora no son así, son todos delgaditos, me dijo y concordé con él con que ahora las cosas están hechas para no durar, incluso los ladrillos.

Ahí pararemos todos, le dije mientras me agachaba para ver el nicho y sonriendo volteó a verme y agregó: ¡imagínese! y todos los problemas que nos hacemos en esta vida... y todos vamos para acá. Comentamos sobre la profundidad del espacio y me explicó las diferencias entre los espacios largos, para adultos, los espacios pequeños para niños y los espacios para osarios. Luego agregó que hay espacios que no se abren tan fácilmente y tocó con la base de una pequeña ¿hacha? diferentes espacios y me decía: "ocupado, vacío, difícil de abrir, este se abre fácil..." el concierto de sonidos de las tapas de las criptas fue algo maravilloso. Mientras caminábamos por la avenida principal, le hice algunas preguntas sobre las inhumaciones, el costo, el uso de los mausoleos antiguos.

Me llevó al área de nichos públicos y me explicó cómo funcionaba el sistema en coordinación con La Verbena, Las Tapias y La Villa. Un montón de nichos habían sido evidentemente desocupados recientemente y le pregunté por las exhumaciones. Me dijo que la mayoría que se practicaba era de oficio, es decir por requerimiento de la administración por falta de pago del alquiler de los nichos por parte de los familiares. Me contó que se les envía un telegrama (¡¡¡¡maravilloso!!!!! hace unos días me preguntaba sí aún se usaban) y que se da un plazo para que paguen, de lo contrario se "hace espacio" para cuando en La Verbena no haya más, de lo contrario es complicado conseguir el espacio en el cementerio. Le pregunté qué pasa con los restos, qué dónde van a parar y me habló de la fosa común y me preguntó si yo sabía dónde quedaba. Le dije que no y me dijo, si quiere la llevo... digamos que algo, un algo que no sé explicar, me dijo que era seguro, y acepté. Caminamos hacia el área que está cerca de la salida, por ahí por donde están los mausoleos del IPM, pasamos esa área y llegamos a un edificio nichos vacíos que me explicó eran para los empleados del Ministerio de Salud, pero que muchas personas no lo usan porque tienen mausoleos familiares en algún cementerio privado. Un poco más abajito, cerca del barranco, están las fosas, una estaba tapada, la otra no, me dijo que esa era la que estaban llenando ahora y que la otra estaba destapada. En el camino, habíamos encontrado una vértebra que Óscar tiró a la fosa cuando llegamos.

Me asomé y es... tenebroso. Me explicó que los cadáveres son puestos en bolsas negras, rotuladas con los nombres y códigos por si alguien quiere luego reclamar el cuerpo. Pregunté quién se metía a buscarlo y me dijo que el cementerio no presta directamente el servicio, pero que los muchachos lo hacen por aparte, con autorización, claro, y agregó que son pocos los casos. Le pregunté si había otras y me dijo que sí, pero que estaban llenas y mientras caminábamos de regreso me enseñó otra que estaba sellada. Luego le pregunté si alguna vez habían encontrado tumbas profanadas y me dijo que sí, que ya le había tocado y que hay seguridad en el cementerio pero que no puede culparse a los guardias, que son pocos, de que eso ocurra porque los otros, los superan en número. Volví a preguntar por la estatua en la tumba de Arana (http://photomatonne.blogspot.com/2011/10/en-la-tumba-de-arana.html) y me confirmó que las lluvias la habían botado. Pregunté entonces también por la escultura del niño Francisco Goicotia, actualmente alias "cabeza de huevo" (http://photomatonne.blogspot.com/2011/10/el-nino-francisco-goicotia.html) y me dijo que esa se la habían robado y que la familia había ofrecido una recompensa de 500.00 Q... Adeptos de la Virgen del Codo, pensé y le comenté que la cabeza que le pusieron era terrible, se rió y me dijo que no se había dado cuenta y que pasaría a verla.

En el camino de regreso hacia el área central del cementerio, me contó que lleva 7 años trabajando en el cementerio y que pertenece al área administrativa, que inició trabajando como chapeador pero que ahora es encargado de la gerencia de la arena, la cal y los ladrillos utilizados para cerrar las tumbas. Paramos un momento cerca de la bodega para que descargaran un cargamento de cal, hombre bañados en polvo blanco. Pasaron cerca unos funcionarios de CONRED y me dijo que estaban verificando las condiciones para el día de muertos que se aproxima y me preguntó si sabía que una parte del cementerio se había caído hacia el pantano... le dije que no y entonces ofreció llevarme. Es cerca del barranco me dijo y nos dirigimos hacia donde está la cabeza de Miguel García Granados, pasando por ahí me comentó que habían tratado de robársela, que poco a poco la aflojaban y que uno de los muchachos se dio cuenta y que la volvieron a colocar. Le pregunté si es de bronce y se rió, me dijo que sí que seguro la querían fundir.

Nos recibió una fila de buitres, posados en el camino. Nos observaban pero salieron volando a nuestro paso.... llegamos hasta la orilla. Me detuve de las asas de un nicho y me asomé, una caída enorme. Dos filas atrás iniciaba el sector, me dijo que se habían ido al menos 4 filas de nichos y me dijo que se habían perdido ahí, en el pantano. Óscar tiró unas piedras hacia el fondo y sentí vertigo. Las piedras caen, rebotan un par de veces y se hunden. Lo que cae ahí no sale, dijo y comentó que cerca de la isla, que colinda con el basurero, se habían hundido otras filas. Es que esto estaba sobre puro relleno, agregó, mientras dábamos la vuelta para volver.

Seguimos caminando y hablamos sobre la descomposición de los cuerpos y me encantó el uso del vocabulario utilizado por Óscar al describir lo técnicamente conocido como saponificación, que se da cuando el cuerpo ha sido enterrado en una caja de metal sellada y en la cual básicamente sucede una conversión del cuerpo en una masa jabonosa. La descripción que hizo de la deshidratación me pareció poética y me comentó luego que cuando se hacen las exhumaciones, para un mejor traslado del cuerpo, si los huesos no se han separado del todo, si aún queda cuero en ellos que los sostenga, se procede a quebrarlos. Me contó un par de anécdotas, una de ellas sobre el cadáver de una señora que había sido enterrada en una caja de metal pero que tenía perforaciones y que estaba enterita cuando la exhumaron.

Eran casi las 12 y Óscar tenía que volver al trabajo. Me dio un papelito con su teléfono y me dijo que lo llamara por si me interesaba ver exhumaciones. Las de la otra semana son las de la sección de niños.

Comentarios

Enrique Pazos ha dicho que…
¡Qué alucinante! Y qué privilegio poder observar esas áreas del cementerio. A la gente la deberían llevar en un tour como parte de su cultura para que vean qué es lo que les sucederá después de morir. Talvez así aterrizan un poco y dejen por un lado los cuentos de hadas.

Bonito post. ¡Saludos!
Denise Phé-Funchal ha dicho que…
fue genial y coincido con vos, si la gente le pusiera más atención a la muerte quizá viviría de mejor manera y sin joder a los demás. Saludos y gracias por pasar!

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