Agosto
Agosto siempre termina igual, con el día de su muerte que se esconde en lo cotidiano, pero que está ahí, presente, siempre para saltarme encima y decirme que son 16 años ya, 16 años de no verla, de no escuchar su voz más que en recuerdos.
Hace 16 años -días más, días menos- murió mi madre y uffff sigo extrañando su mirada, sigo extrañando su voz y el sonido de sus pasos por la calle. En un par de años más, habré pasado la mitad de mi vida sin ella y eso, esa idea me da mucho miedo, miedo a la tristeza, miedo a perder la memoria de ella, a olvidar el tono de su sonrisa, el color de sus manos, la forma de sus pies.
Este año es aún más complicado, hasta el año pasado, Rafa estaba ahí, ahí para decirle mano son X años y tener con quién compartir los recuerdos y los dolores por la muerte de los padres. Ahora Rafa no está y me siento un poco más huérfana, un poco más sola.
Mi madre, uffff era este personaje maravilloso, tremendamente humano, apasionado, sin pelos en la lengua, con una ...