Convivio materno

Luego de una extraña y agradable tarde-noche y después de ir a dar una vuelta por zonas desconocidas, llenas de luciérnagas y canto de grillos, paramos en un restaurante a comer con mi compadre el Lilo. Lo que es no tener la costumbre de salir, ni nos imaginábamos que íbamos a encontrar el final de una presentación del imitador "más grande" de Juan Ga en Guate (que sólo eso, es material para otro post) y con el DJ del sombrero que luego de que Juan Ga terminara de bailar con un montón de doñas, siguió con la música festiva.

El primer impulso de buscar un lugar más tranquilo para comer y echar el párrafo, quedó en el olvido luego de los primeros segundos... estabamos frente al caldo social en viernes por la noche... así que decidimos sentarnos, pedir y observar lo que dentro del restaurante pasaba...

Lo que pasaba era un convivio -no nadiveño- pero sí materno de una empresa de pollo... rápidamente identificamos al dueño o hijo del dueño bailando en la pista con una y luego otra y otra de las empleadas de la empresa... ¿cómo nos dimos cuenta? ¿por su rolex? ¡no! pues porque era coreano... o chino... bueno más tenía cara y piel de coreano... porque... ¿qué haría un coreano echando la bailada con un chingo de doñas, si no fuera uno de los meros meros?

Sólo para que se sitúen en la escena: mi compadre y yo estábamos en una esquina, con una visión completa de lo que pasaba en casi todas las mesas del restaurante, así que vimos a la people ser people... a la derecha de dónde estábamos estaban las personas que identificamos como limpieza, mensajería y demás servicios de tipo doméstico...el maquillaje, pero especialmente el baile tipo reaggetón, aunque no sonara este tipo de música, los delataba... igual se notaba que ya llevaban un "su" buen tiempo de estarle entrando a la chela, una segunda yarda lucía casi vacía sobre la mesa. Una cosa era evidente, de las tres mujeres y varios hombres que estaban en ese sector - ¡¡¡claro que lo social no perdona y todos los parecidos estaban junticos!!!- una de ellas estaba, pero que ya prendía fuego, las otras dos, bailaban al reaggetón pero al suave, sin mucho pegárseles a sus compañeros de chamba, pero Ella estaba especialmente caliente... se le pegó primero a un gordito -que Lilo ya había categorizado de gay- y hubo un momento -de esos momentos obscuros, como un agujero negro que se forma por segundos en medio del movimiento- en que hasta besitos y medio metidita de mano, le estaba pegando al pobre gordo que, en cuanto pudo, cambió a esta chica por una más tranquila, reggeatonera, pero más al suave... entonces Ella sacó a bailar a un flaquito, unos 10 o más años más jóven y comenzó de nuevo... me descuidé para ver lo que pasaba en otros lugares del escenario y cuando volví a ver... zaz ya lo tenía muy acá, abrazadito, queriéndole meter un su besito y demás... La escena de este lado, hasta donde la dejamos, una hora y pico después, fue con el chavo, el flaquito, que ya la había sentado y le estaba hablando y Ella le decía algo como que "sos mi amigo"

Aún más interesante que lo que pasaba a un costado, era lo que pasaba en la pista de baile en donde estaban lo que por ropa y forma de moverse más conservadora y convencional, el área administrativa y de atención al cliente de la empresa de pollo.

El coreano que ya había bailado con todas las doñas y chavas de la empresa que le sonreían y lo trataban como se trata a los niños, viejitos, animalitos o "disminuidos mentales", cuando se les saca a bailar, ya saben a qué me refiero: mirada fija en los ojos del otro, con el mensaje "mi gordo dejá que te guíe", las manos tomadas como en puñito para que "agarre ritmo" y la boca abierta en plan de sonrisota y a punto de decir "ah-ah-ah"...
Así bailaban con el coreano que no ejecutaba más que dos pasos de baile, así sonara el pasito duranguense, lluvia, tus besos fríos como la lluvia, lluvia, o la última de luis mi... la de yo te necesito como el aire que respiro como algo en el algo te necesito... Así hasta que, ¡finally! una chava guapa, muy guapa lo acaparó, una morena con el cabello colocho a la oreja, delgada, y ahí sí!!! el coreano sonreía y se trataba de mover un poco más, incluso me pareció que intentaba cantar un pedacito de pegame tu vicio, el vicio de tus labios, ven pégame tu vicio... parecía que le decía a la Morena.
En esas, zaz, entró a la pista una de esas chava completamente magnéticas, que no necesitó más que comenzar a bailar para que todo el mundo -incluidos el Lilo y yo- quedara prendido de su energía... así que decidimos con el compadre, descabezar a la Morena como la guapa y ponerle la Guapa a ésta... es que de verdad ¡era increíble! los hombres la miraban, pero no se animaban mucho a acercarse, daba la impresión de ser de esas mujeres que todos quieren, pero que son tan poderosas que se necesita un verdadero valiente para engancharla y las mujeres estaban divididas en dos: las que -era evidente- la detestaban y las que la admiraban y hacían -inconscientemente- cualquier cosa por estar cerca de la luz que la Guapa despedía.
Evidente era también, que la Morena la detestaba, más cuando al coreano se le iban sus ojillos rasgados tras el baile de la Guapa. Hubo un momento, un mágico momento en que durante unos segundos, pocos, la Morena y la Guapa interacambiaron una mirada, ESA mirada que nos hizo a Lilo y a mí decir ¡Cat Fight! ¡Cat Fight!... aún no encuentro las palabras para describirlo... hermoso...todo los imaginarios de la mujeres sobre las mujeres reflejados en cinco segundos de intercambio de miradas.

A todo esto ya había pasado más de una hora desde que llegamos, ya habíamos comido, y a pesar de lo interesante que estaba el asunto, creo que la música era demasiado para nosotros, y no es que no me guste la salsa, es que aún no comprendo -sí entiendo pero no comprendo- la maña esta de poner la música a todo volumen y más... así que dejamos la escena unos minutos después de que la Morena y el coreano dejaran el lugar -no, no sean mal pensados, por allí sentada en una mesa estaba una coreana, quizá hermana del coreano, seguro alguien le dio jalón a alguien- y la Guapa seguía bailando...

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