De egos nefastos y demandas sin sentido...
Hace unos meses mi buen amigo y editor Raúl Figueroa Sarti me había comentado de este problema: un tipo al que incluso Raúl le publicó un libro hace unos años, le había permitido usar una fotografía para el Libro Cualquier forma de morir de Rafael Menjívar Ochoa, la portada había quedado bien y todos contentos, hasta que este tipo, tipejo porque no se le puede decir de otra manera, inició una demanda contra Raúl, acusándolo de haber utilizado la foto sin permiso, cuando todos lo que habíamos estado cerca de la publicación del libro de Rafa, sabíamos que la foto había sido autorizada. Pero no! el tipejo insiste en que la foto fue utilizada sin su consentimiento e inició una demanda... no digo más porque estas cosas simplemente me emputan, y les dejo la nota aparecida el 30 de noviembre en Siglo XXI.... hay cada mara... yo creo que es cosa de egos... y de oportuinismo... un asco profundo es lo que siento por esta gente mierda...
Justicia o extorsión para Raúl Figueroa Sarti?
Jaime Barrios Carrillo
A dònde iremos a parar? Me dice indignada una amiga escritora, comentando el caso de extorsión al conocido editor Raúl Figueroa Sarti. La impunidad estructural que vivimos se expresa en todos los níveles. La lucha contra las ascendentes dosis de estupidez “jurìdica” resulta un deber ciudadano.
Hace unos años, Figueroa Sarti publicò unos cuentos de un autor desconocido y que paradójicamente ahora trabaja en los Tribunales. En el 2006 este “escritor” se apareció en las oficinas de F & G Editores, para mostrar unas fotos que él había tomado en el barrio de El Gallito y que serían parte de una exposición. Entre las fotos, Figueroa Sarti consideró que una podría usarse para la portada de un libro. Raúl le solicitó la autorización para usarla y el escritor, y empleado de Tribunales, se puso muy contento de ver publicada su foto, no siendo él fotográfo. El libro fue presentado en 2007 (el autor es salvadoreño). Un día después de la presentación, el “fotógrafo” estuvo en la oficina de F&G Editores, en donde estaba el autor del libro con la foto en portada, quien le autografió un ejemplar del mismo al susodicho “escritor-fotógrafo y empleado de Tribunales”.
A finales del 2007 Raúl recibió, con gran sorpresa, una citación del Ministerio Público. El “fotógrafo” lo había denunciado por el uso sin su autorización de la foto. En su alegato indicaba que se había enterado del uso de su foto cuando había comprado el libro en una librería. Se le había olvidado que en F&G Editores, había firmado en el mes de enero una nota de envío por recibo de ejemplares del libro. Su reclamo ante la justicia es de 60 mil quetzales.
El abogado del “fotógrafo” ha insistido en que el delito “cometido” por Raúl, tiene una pena de cinco años de carcel y multa de 50 mil a medio millón. Y exige: o se pagan 60 mil quetzales o el editor Figueroa Sarti se va al bote.
A pesar de que el “fotógrafo” reconoció que había autorizado verbalmente el uso de la foto, el fiscal del Ministerio Público dio trámite a la denuncia. A principios de este mes fue citado Raúl Figueroa Sarti a “declarar” ante juez que, pese a la debilidad de la denuncia, resolvió darle al fiscal seis meses para investigar el caso y dictó “arresto domiciliario” en contra de Figueroa Sarti
La falta de justicia y la impunidad campeante, no se deben sólo a falta de recursos materiales, sino a las carencias éticas de los “licenciados licenciosos” y de los criminales encubiertos. Es necesario comenzar a fiscalizar a los fiscales, juzgar ciudadanamente a los jueces y cuestionar todo aquello que se presente como distorsión, falta de equidad e incapacidad jurìdica. No por las manzanas podridas se debe condenar a todos los abogados. Pero por la ética profesional y el profesionalismo y la efectividad del sistema de justicia, es necesario que las extorsiones y la corrupción legalista (al peor estilo estradacabrerista), se denuncien por todos los medios. El que calla, otorga.
Comentarios
Creí que no iba a llegar muy lejos ese rollo. No hay cómo sustentar la demanda, pero pos.
Nos veremos por allá en enero o febrero en que me llamen a declarar. Yo cocino la pasta.