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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Los consejos de los hermanitos

Quizá porque tuvimos tele hasta que ya estaba grande y porque pertenezco a la generación que todavía escuchó radionovelas como Porfirio Cadena, el ojo de vidrio y Kalimán, es que todavía conservo ese encanto por la radio. Así, mientras manejo y mientras cocino, lo que escucho es la radio y a falta de radionovelas, escucho programas de opinión y por supuesto a los Hermanitos de la Buena Esperanza y similares (Caciques amazónicos, Hermanos llaneros, las Hermanitas géminis, etc.) y siempre, por ahí hay alguna opinión sobre lo que habla la mara en estos programas. Hoy hablaré de los Hermanitos y dejaremos los de opinión, sobre todo uno que hay en la Sonora sobre hombres quejones, para otra ocasión.  No hace falta ser Hermanito de la Buena Esperanza para saber que las personas consultan a astrólogos, brujos y similares por dos razones fundamentales: la plata y el amor, o quizá el amor y la plata, en este orden. Por lo general, las mujeres preguntan sobre lo primero y los hombres ...

¿Y usted es virgen?

A P. le toca salir a trabajar y visitar sedes de la empresa en los departamentos. Esto, como se imaginarán, le permite interactuar con una enorme cantidad de personas con problemas y realidades muy distintas, ver de lejos, mientras él hace su trabajo de supervisión, cómo la gente se relaciona, cómo se trata, cómo se habla. P. tiene corazón de observador. Una de las cosas que me dice P., le llaman más la atención es la forma como se trata a las mujeres dentro de estas empresas prestadoras de servicios, y me contó de uno de los casos que más le han sorprendido, asqueado. Como en muchos trabajos, las mujeres son las encargadas de un millón de cosas que -idealmente- no deberían ser parte de sus funciones. Siempre están aquellas a quienes se les pide servir café y lavar las tazas, aunque su puesto no sea ese, si no el de vendedoras. El caso que me contó es así. Está esta chava, en una sede de la empresa, es vendedora pero como es mujer, le toca llevarle el café al jefe de tienda y a ...

Sin comida, sin café y sin azúcar

Hay historias que no sabe uno si en algún momento irán a parar en un cuento, o si simplemente se convertirán en una de esas que lo que permiten, más que nada, es describir al humano y su mezquindad. Me contaba un amigo esta tarde que en la empresa en la que trabaja, y en la que les toca hacer turnos de madrugada o quedarse hasta entrada la noche, han decidido -los jefes de departamento, no como política de la empresa- recortar los fondos para que en prolongaciones de jornada, se les dé desayuno o cena.  Por el ritmo que llevaba la historia y por lo que conozco ya de estos personajes a través de las largas pláticas, le preguntaba que dónde diablos está el germen de la rebeldía y le pregunté -oh, ingenua de mí- por qué creía él que estos bestias le estaban ahorrando una lana a la empresa, que es una de esas grandes y transnacionales, en lugar de estar procurando que los de abajo, entre los cuales están los jefes de departamento, tengan mejores condiciones laborales. Sí, sí, in...

Si tan linda Guate...

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Usted por qué critica, si tan linda Guate, con sus paisajes de postal, si no, no más mire los anuncios de la pepsi y de la gallo que nos la muestran por todo lo alto, como seguro nos ve dios. Por qué habla mal del país, si acá la gente es gente de dios, creyente, si no mire la cantidad de iglesias que están conquistando, ganando almas para nuestro señor. Si acá oramos y pedimos y hasta jornadas por aire, mar y tierra hacemos al menos dos veces al año, si acá controlamos el pago del diezmo, si acá, acá los únicos que son malos son los delincuentes poseídos por el demonio y los que hablan mal del país, como usted, que es de esos que al final de cuentas no quieren que las personas vean el lado positivo de los chapines, usted que es de esos que mencionan datos de desnutrición, de pobreza, de muertes violentas, que habla de que no hay oportunidades, usted que habla de derechos laborales. Si mire tan lindo este país, lleno de oportunidades, porque usted acuérdese que el que no estudia es por...