La maleta

Para los adictos a los cementerios y a la muerte, unas fotitas del Cementerio General de Antigua Guatemala . ¡Qué las disfruten!

Pregunté a mi tía Araceli sobre Paco , y tal parece que era un amigo de mi abuelo Joaquín. Su nombre era Francisco Allende, español de Santillana del Mar -Cantabria- y según lo que cuenta mi tía, era un verdadero dandy. Nena y Eugenia no fueron más que amores pasajeros, ya que Paco volvió en algún momento a España. El por qué de que esa fotos estén en el álbum de mis abuelos, es hasta cierto punto un misterio que ni mi tía puede explicar. ¿Intercambiarían los hombres fotos de sus novias? ¿Habrá dejado Paco algunas pertenencias en manos de mi abuelo? si es así ¿por qué mi abuelo no se las envió? o ¿por qué conservó estas fotos? Uno de estos días he de reactivar mi güija y ya veremos si el abuelo contesta.:) Por la época de las fotografías dedicadas a Paco -1915- mi abuelo tendría unos 18 o 19 años, no había conocido a mi abuela Graciela -que nació por 1905-1907-, ellos se conocieron, según me parece, en una fiesta en 1935-1936. Acá unas palabras que mi abuelo escribió atrás de una fo...

Finalmente siento que ha terminado la etapa de la "seca" literaria y creo que no hay nadie mejor que Guille, mi personaje favorito de Mafalda (y el cual considero ha de ser acuariano), para expresar ese sentimiento. :) ¿No ez increíble todo lo que puede tened adentro un lápiz?

Revisando el álbum de fotos de mis abuelos, encontré estas fotografías que me parecieron propicias para la fecha. En realidad jamás se me había ocurrido levantar las fotos del álbum, pero debido a que éste comienza a deteriorarse y que deberé comprar uno nuevo, encontré este par de joyitas románticas. He de aclarar que no sé quién es Paco, a quien están dedicadas las fotos, probablemente sea uno de los hermanos de mi abuela –eran 11 hermanos/hermanas en total- pero no sé el nombre más que de Rodolfo, quien rescató a mi abuela luego de que su padre, a la muerte de mi bisabuela materna, decidiera repartirlos entre familia y amigos. Terrible, ya lo sé, pero en esa época (y aún ahora) – mi abuela nació en 1905 o 1907-, era casi impensable que un hombre solo se ocupara de tantos hijos y, supongo, el repartir a los hijos al deceso de la esposa era , seguramente , una costumbre de la época. La cosa es que estas hermosas mujeres dedicaron – una más agresiva que la otra- una fotografía a...

Mi madre -Anabelle Phéfunchal (sí, por cosas de la Municipalidad, su apellido y el mío se escriben distinto)- amaba el arte en cualquiera de sus expresiones, revisando un fólder con sus fotos, los recortes de prensa y mi memoria, doy cuenta que aparte del teatro, entre sus dotes artísticas estaban: la pintura –realizó varias exposiciones-, el canto –tenía una voz hermosa que se escuchaba a dos cuadras de distancia cuando ensayaba en el conservatorio-, la escritura de cuentos y poemas, la escultura y la actuación en televisión -participó como parte del elenco en una novela en México-. De ella aprendí a escribir las historias que se me ocurrían, tengo un baúl lleno de sus cuentos. Sus historias eran maravillosas. Recuerdo y guardo celosamente en la memoria –y parte en el baúl- la historia del Gatito Azul que atormentaba a una momia-embajador, lo asustaba y le dejaba notitas –sí, el gato escribía-, era una especie de justiciero en el mundo de la diplomacia; pero más que nada la pasión...

Les invito a espiar a las personas en Cerrito del Carmen, un domingo por la mañana, haciendo click acá .

De El extraño retorno de Diana Salazar