Hoy me siento así, con la maleta hecha y esperando el tren frente a una vía nueva, que va para cualquier lado, que no tiene ni adelante ni atrás. Hoy me siento soulagée, a veces lo único que queda es exponerse a la crueldad, asomarse al abismo, hacer un bunging jump sin saber si la cuerda se va o no a reventar, dejar de tener miedo -diría una amiga- y dejar que el miedo atraviese el cuerpo, el alma, los huesos, que duela todo, que se quiebre el alma, que se queme , quedar vacía un tiempo, un breve instante, dejar que el diluvio interno corra, llene, ahogue todo lo que queda con vida, no dar tiempo a Noé para un arca... no quiero mis viejos animales, no quiero mi vieja tierra... dios arde y grita y se arrepiente del mundo que ha creado, llora, la humanidad se había convertido en humanidad, no en utopía.