Finalmente he terminado el proceso de trabajo que me tuvo extremadamente busy durante seis semanas. El próximo fin de semana, me esperan la playa y los daiquirí de fresa (no, no es canibalismo, eso sería con otra fruta, no, jeje, no mango, sino limón) en compañía de tres buenos amigos o quizá cinco. Playa en fin (y por fín!), rumba y baile. Hoy finalmente hablé con alguien más que cree que el cierre de retornos en la Roosvelt y otros puntos de la capi, es una especie de conspiración entre las municipalidades y las gasolineras. Mañana recupero el número -mi número- de teléfono. Sigo en proceso de recuperar los poemas robados, y creo que tal como me dijeron Claudia, Vanessa y Rafa, van a salir más chileros que los que perdí. Recibí una llamada conjunta de dos viejos amigos, luego de casi seis y tres años de no saber de ellos, espero verlos pronto.