Le rat
La única vez, antes del martes pasado, que había estado en una corte fue para una de las audiencias por el caso de Rigoberta contra el FRG hace ya algunos años. Imaginaba que todas las salas eran igual, semi pomposas, con estrados de madera y banderita nítida de Guate... pero lo del martes fue en una de las salas del piso 14, una salita, con escritorios de metal, vasos de duroport, una bandera que estaba medio shuca y en serio, sólo faltaban las sillas de plástico para que el asunto fuera lo más chapín posible. Se suponía que el proceso iniciaría a las 9, pero como es costumbre por estos lares, inició a eso de las 9 30. Minutos antes había entrado el abogado acusador (perdonen ustedes mi falta de léxico jurídico) y su cliente. Una imagen extrañamente sucia. Los dos con trajes que les quedaban grandes, los dos que no eran capaces de apartar la mirada del piso, los dos que escondían las manos y los dos con la espalda curva y hombros a la defensiva. El caso es el siguiente: el tipo acusa...